domingo, 4 de julio de 2010

Un paseo por Castelfrío

El sábado 27 de junio y dentro del programa del XII Festival Poborina Folk celebrado en El Pobo (Teruel), se realizó una ruta organizada por el Colectivo Sollavientos a través de una de las zonas afectadas por los incendios forestales del verano de 2009.

Ángel Marco, naturalista y miembro del Colectivo nos introdujo en la vegetación e historia del monte de Castelfrío, repoblado en su mayor parte con pino silvestre y utilizado en interesantes aprovechamientos ganaderos a lo largo del tiempo (en los años 50 el estado alimentaba a la cabaña de bueyes utilizados en las repoblaciones forestales). Su conocimiento, interés y seguimiento de esta zona le convierten en el “guardián de estos montes”, hermosos, aun gravemente afectados por el fuego.

José Antonio Alloza, investigador del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) y especialista en la evolución de incendios forestales, fue el encargado de trasmitir la situación real, poco optimista, en la que se encuentra este monte en la actualidad, después de los trabajos de limpieza de la madera quemada.

Un grupo de jóvenes “madrugadores” tras una noche intensa en el “Poborina” nos acompañó en esta ruta mostrando su interés por la situación actual.

Pudimos observar que el tratamiento de esta zona es igual al del resto de zonas quemadas, siendo que cada una de ellas es diferente (diferentes zonas bioclimáticas, pendientes, vegetación…) y necesitan un tratamiento distinto. Las fajinas realizadas con los restos cortados forman parte de todos los paisajes afectados siendo que se ha demostrado su poca eficacia para detener la erosión provocada por las escorrentías. De igual manera no contribuyen a enriquecer la tierra ya que acaban secándose y son arrastradas sin llegar a cumplir su papel. Se ha comprobado una mayor eficacia de la madera triturada y extendida sobre la tierra ya que de esta manera retiene el agua y contribuye a regenerar el humus o capa fértil superficial.
A lo largo del recorrido pudimos ver como, a pesar de las lluvias caídas, aun no se atisban indicios de regeneración de sabinas, enebros o pinos, aunque si de arbustos como los guillomos y agracejos, muy abundantes en la zona.

El buen reposo llegó en la partida de El Rubio, zona húmeda y con una majada reconstruida. Desde aquí el camino nos condujo a contemplar un paisaje sereno, verde y bravío ya que en la cumbre las Vacas Serranas Ibéricas de Teruel pastan en un lugar tranquilo y privilegiado.


Tras la vuelta, las preguntas: ¿qué futuro espera a nuestros montes?¿pasarán a formar parte del patrimonio natural olvidado?, ¿volverán a repoblarse con premura y sin un estudio serio que consolide las actuaciones de aquí en adelante?, …

Es un buen momento para la reflexión conjunta de todos los sectores implicados en su gestión y en su futuro, al igual que en el del medio rural íntimamente ligado a ellos.

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